LA PRIMERA LECCIÓN DEL SAMURAI KAN
Era una hermosa mañana, en el cielo, a lo
lejos, volaban altas las gaviotas retando al Sol.
Kan estaba sentado sobre la fresca hierba
junto con otros aprendices a Samurai. Era su primera
clase y por "casualidad", su padre Kazo, el
viejo Samurai, el general de generales había decidido
dejar sus otras obligaciones en manos de sus hombres de confianza para dar el
mismo la clase a los jóvenes Samurais. Kan sabía que
era por amor a su hijo. Pero el viejo Samurai nunca
lo hubiera reconocido.
Y allí estaba el viejo general, sentado en
la hierba, con su larga cabellera blanca meciéndose al viento y su espada Katana de doble diamante dibujando estelas de luz en el
aire cada vez que su dueño hacía el más leve movimiento.
- Hoy jóvenes aprendices - su voz
omnipresente y penetrante acalló instantáneamente todas las jóvenes voces - os
quiero prevenir de las trampas con las que podeis
encontraros en vuestras vidas. Debeis siempre
recordar que si os topais con alguna de estas trampas
será signo de que os habeis alejado del camino
correcto y os habeis adentrado en el bosque. Pues es
únicamente en el bosque de la vergüenza y el deshonor donde se encuentran
instaladas las trampas. El camino del honor es el único medio para llegar al
éxito. Puede ser que algunas veces parezca largo y pesado e incluso parezca que
podemos atajar por el bosque para llegar antes, pero eso siempre son ilusiones.
El único medio para alcanzar el éxito y lograr todos vuestros objetivos, es
seguir el camino del honor, la amistad y el trabajo en equipo. Si lo haceis así llegareis a la meta mucho antes de lo que creeis.
Después de decir esto, el viejo Samurai, guardó silencio un momento para que las jóvenes
mentes de sus alumnos pudieran asimilar la sabiduría de sus palabras. Sólo
cuando comprobó en la mirada de todos y cada uno de sus alumnos que lo habían
comprendido continuó.
- No debeis caer
en la tentación de querer crear un nuevo golpe "mágico" que os
solucione la vida. El camino es único para todos y no podemos crear otro. Lo
único que necesitais es seguirlo aprendiendo de
vuestro mentor, aplicando y practicando sus enseñanzas... y más adelante
enseñando lo que sabeis a vuestros propios alumnos.
Todos los aprendices a Samurai
asintieron, su sueño era aprender correctamente las enseñanzas de sus maestros
para poder ponerlas en práctica. Después, algún día, querían poder enseñar
también a sus propios alumnos como hoy les enseñaba a ellos el viejo general.
- No debeis caer
en la tentación de dedicar poco tiempo a vuestros deberes pensando que sois
mejores que los demás. Sólo el trabajo duro conlleva a los resultados y al
éxito. Así mismo debeis aprender a pensar a lo grande
desde hoy mismo. Cuando yo tenía vuestra edad, mi maestro me dijo "Si
quieres darle dar a un águila, apunta al sol" yo no entendí sus palabras y
le pregunté "¿Por qué maestro?" a lo que me contestó "Mas vale apuntar al Sol y dar sólo a un águila,
que apuntar al águila y cazar una piedra"
"" Desde entonces mi objetivo ha
sido el ser el más grande de los Samurais que nunca halla existido. El mismo que vosotros debeis
fijaros. Muchos creeis que soy el Samurai
más poderoso y experimentado que existe, yo creo que sólo soy el más viejo -
las risas de los alumnos resonaron en el tranquilo valle - Sin embargo -
continuó Kazo muy serio - todos los días trabajo para
mejorarme un poco, para llegar un poco más que el día anterior - su voz se fue
reduciendo poco a poco a un ligero susurro - y gracias a eso he llegado hasta
donde estoy... pero no se lo conteis a nadie, es un
secreto...
Los alumnos tenían los ojos muy abiertos, como si así pudieran escuchar mejor a
su maestro.
- ¡Ese es el verdadero secreto! - Su voz
se elevó y su expresión resaltaba la pasión de sus palabras - Un Samurai debe estar siempre en forma, para ello ha de
entrenar y practicar todos los días - La expresión del viejo Samurai se tornó dura y sus ojos se redujeron a dos estrechas
líneas - La falta de entrenamiento destruye al Samurai.
Sin embargo... Teniendo en mente los más grandes objetivos y dando todos
los días un paso más... Se recorre el camino de la única forma posible...
- Paso
a Paso - Contestó Kan sin poder evitarlo.
Una sonrisa cruzó la cara de Kazo, parecía que todos los Jóvenes aprendices habían
comprendido que sólo trabajando todos los días se podía alcanzar el triunfo.
- Sí Señor Kazo,
- Alzó la voz un joven aprendiz medio escondido entre los demás - yo todos los
días les digo a mis hermanos que hagan como yo, que practiquen cuando yo. Algún
día los convenceré de que se hagan un Samurai como yo.
-¡ESE! - El padre de Kan subió
repentinamente su tono - ¡ESE! Es un grave error - El Samurai
advirtió que la cara del joven aprendiz se había teñido de vergüenza, por lo
que moderó el volumen de su voz y reafirmó su postura - Nunca debes convertirte
en el tema de conversación. Si afirmas continuamente que tu camino es el único
correcto caerás en un grave error, existen muchos otros caminos correctos. Y
aunque tú, como yo, creas que este es el mejor de los caminos... nunca has de
intentar romper las creencias de los demás. - mientras decía estas palabras se
irguió en toda su estatura - El hombre ha de ser libre para vivir su propia
vida y escoger el camino que desee, pues aunque se equivoque, es su libre
albedrío lo que está en juego. Si no cumples esta regla sólo te crearás
enemigos. Y tus enemigos siempre intentarán romper tus creencias y matar tus
sueños acabando así con tu futuro. - entonces desenvainando su espada para
resaltar sus palabras concluyó - Si te encuentras con un enemigo que quiera
romper tus creencias... - entonces envainó su espada - lo más sabio es
retirarte de la lucha hasta que estés totalmente preparado.
Un largo puñal voló en un destello de su
mano hasta el joven aprendiz, enterrándose hasta la empuñadura, justo a su lado
en la tierra.
- Lo que debes hacer es esforzarte en
aprender para convertirte en un verdadero Samurai -
dijo acercándose - Búscate un mentor, normalmente será aquel que te ha
introducido en el arte Samurai. - al mismo tiempo
arrancaba el largo y fino puñal del suelo, una preciosa pieza de plata con la
empuñadura de oro - y si este es inexperto contacta con su maestro, y con el
maestro de su maestro si es necesario - y tendiéndole el puñal añadió -
Recuerda que siempre habrá alguien en el equipo dispuesto a enseñarte. Nunca
estarás solo... siempre tendrás a alguien luchando a tu lado.
Una gran sonrisa cruzaba la cara del joven
aprendiz, la sabiduría de las palabras del general y la belleza del puñal, que
le había regalado, harían que nunca olvidara esta mágica tarde.
- Ahora bien - puntualizó el general una
vez regresó a su sitio - nunca debeis abusar de
vuestro mentor. Él es el hilo vital que os une con el arte Samurai,
quizás os sintais tentados de pedirle que luche por
vosotros, pues esta es la salida más fácil. No pretendais que otros luchen vuestras batallas o... nunca aprendereis ni
llegareis a nada. ¡Luchad vosotros vuestras batallas! ¡Ganaos un renombre! ¡Que
vuestra fama os preceda! ... Y llegareis a lo más alto!
Sonó una explosión y una cortina de humo
se ciñó sobre el Samurai. Cuando los ojos de los
jóvenes aprendices por fin pudieron ver a través de la espesa cortina de
humo... el General de generales ya no estaba con ellos. Sin embargo, al menos
una parte de su sabiduría permanecería para siempre en sus corazones...
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